0CASO

ocaso

Misericordia para aquellos que sugieren alternativas positivamente aceleradas.
Inversamente al verso, y a los besos.
Contaban una historia acerca de un alma salvaje, que no libre, soñadora de fantasías infinitas y de pesadillas remotamente reales. Dormía por no centrarse, mientras se centraba en dormir para entrar en bucles irremediablemente repetitivos.
Mirar el horizonte jamás estuvo tan sobrevalorado como en el momento que te sentaste junto a mí a observar cómo Helios, terrorista en su propio ego, huía de Selene por miedo a eclipsar sus pensamientos.
Aguantando contra viento y marea, atándonos a mástiles y recordando nombres antiguos que quizás usamos (o no), me recuerdan por un canal paralelo que tenemos que despegar enseguida.

¿Acaso no quieres volar?

Hubo un tiempo en que lo añorabas tanto como yo, pero quizás nuestro momento quedó tan atrás como aquellos versos de Neruda que fluían por tus labios al rozar los de alguien que jamás fue quien pudo.

Por primera vez, como dijo un viejo amigo, era cierto el “Jamás”
De la copa se alzó, para brindar a costa de nuestros enemigos. En la costa de aquellos sueños que nunca llegaron a más. Pero tampoco a menos. Nos obsesionamos por llegar a ser más de lo que somos, o de lo que hemos sido. A menudo sobrevuela por mi mente la idea de alcanzar un estado menor.

Menormente egoístas.
Menormente déspotas.
Menormente adultos.

Me hiciste prometer que no te dejaría envejecer. No me permitiría darles el gusto de observar tus carencias, tus debilidades, los pasos en arrugas de tus edades. Hay situaciones que nos impiden cumplir nuestra palabra. No te lo tomes como algo personal, recuerda que sigo teniendo que mirar tu falta de inocencia cada vez que alzo la vista hacia el espejo.
Debí haber echado a volar inviernos atrás.

Dime, amiga: ¿es aún tarde para llegar a ser un Héroe?

Relato de Sergio Stendhal e ilustrado por E.Sinache