DE(MENTES)

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Acercarme a tu oído susurrándote los valores que oprimen tu esencia.
Hacer un balance de blancos sobre tu silueta a oscuras, planeando por encima de mis posibilidades, y por debajo de tus pensamientos.
Creer es crear
A pesar de tomar decisiones importantes, sigues creyendo que no estamos a la altura. Es fácil discernir sobre asuntos delicados desde el punto de vista de un fragmento helado nacido de la nada.
“Oh, gravedad liviana; oh, grave vanidad”
Agradecerle al señor Shakespeare unos versos que no cuadran, ni desmienten, la estupidez humana.
Al contrario, la refuerzan.
Predomina el sentimiento trágico en el mayor porcentaje de tu historia.
Domina entre fustas de realidad pesada y cruel.
Se abalanza contra el techo en busca de salidas, de escondites para estrellas, y de huecos en los que se oculta la oscuridad.
Recorro los murales que habitan tus trasteros. Los recovecos de tu memoria no logran zafarse de mis burdas intenciones, ni de tus escasas preocupaciones ante algo tan inservible como inevitable.
Atisbos de lujuria atrapados en frascos de cristal, víctimas del duelo, partícipes de la falta de vuelo.
Las disculpas se acercan a la misma velocidad que el invierno. Rápido para algunos, y despacio para otros.

No permito. No perdono. No olvido.

Aquel individuo que ose acabar con la libertad latente en una mente que se considere salvaje, sufrirá el castigo necesario otorgado por la Reina de Corazones.

Se lanzaba sobre la balanza; se abalanzaba con alabanzas.
Su final fue similar: prohibido mirar al clavar, pues luego hay que cavar.

Relato ·Retazo: Sergei Stendhal                      Ilustración·Collage: Elena Sinache