De constantes inservibles y distancias irreparables.
No era de extrañar la implosión.
Nunca se le dieron bien los monólogos internos…prefería ir de cara. Le solían decir “tú te has lanzado al abismo por tu cuenta”, por lo que no esperaba de ninguna manera cuerdas salvavidas para trepar por las paredes de dicho pozo.
No era de extrañar la explosión.
Desde este punto de vista todo se observa diferente, aunque debe ser por la falta de altura. El contrapicado constante con aire, cielo a cada costado, como modo de vida. ¿Por qué?
Porque muchos han olvidado que mirar hacia arriba es lo más importante que uno puede hacer cuando el ego comienza a crecer desmesuradamente. Formamos parte de algo que no alcanzamos siquiera a comprender, así que vamos a empezar a darnos cuenta de que no somos tan insignificantes como importantes, en una escala de nubes despejadas sin encuadrar.
Está claro que las nubes nunca tuvieron vértices.
Relato·Retazo: Sergei Stendhal Ilustración: Elena Sinache
E.SINACHE 