MALETAS/MARIPOSAS

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Felicidad es un viajero. Viejo, olvidadizo. A menudo no recuerda a qué vino, o por qué salió de la cama.

Felicidad dejó de ser un viajero; ahora es equipaje de mano.

Equipaje de (tu) mano que amenaza con quedarse inamoviblemente en el compartimento a medio minuto de descender. Descender es frenar, la pendiente no existe cuando se habla de dependencia.

Trenes y aviones circulan por marism(á)s, menos lejanas que las vías aéreas, férreas e indómitas.

Siguen vigilando desde cada ángulo las peripecias más absurdas, ridículas e insignificantes que provocan un aleteo en una mariposa.

Unidireccional, dirigido hacia el éxito